La Guerra en Corea Así lo fotografió ABC

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La Guerra Fría empezó en Corea, donde todavía continúa pese a la caída hace décadas del bloque comunista en la Europa del Este. Como un anacronismo, Corea del Norte se resiste a un mundo cada vez más globalizado para perpetuar en el poder a su régimen estalinista, que va ya por la tercera generación de la dinastía Kim. Blindándose con armas nucleares, su joven dictador Kim Jong-un, nieto del “padre de la patria”, Kim Il-sung, se enroca al norte del Paralelo 38, la última frontera que queda de la Guerra Fría. Y también la primera.
Cruel metáfora de la Historia, esta franja de casi 250 kilómetros sigue dividiendo la Península Coreana entre el Norte comunista y el Sur capitalista, exactamente igual que al término de la Segunda Guerra Mundial. Consumada la derrota de Japón, que venía ocupando Corea desde 1910 y capituló el 15 de agosto de 1945 tras las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, soviéticos y estadounidenses se repartieron el país igual que meses antes habían hecho con la Alemania nazi.

 

 

 

Mientras Stalin entronizó en Pyongyang al líder guerrillero Kim Il-sung, abuelo del actual dictador, el presidente Truman colocó en Seúl a Syngman Rhee, un político conservador que había regresado de su largo exilio estadounidense. Aunque el plan era que Corea se unificara y fuera independiente en cinco años, las diferencias políticas fueron irreconciliables desde el primer momento y ambas partes se persiguieron mutuamente en sus respectivos territorios.

Ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo, el Sur celebró elecciones el 10 de mayo de 1948 bajo el auspicio de EE.UU. y la ONU. Boicoteados por el Norte y por algunos políticos locales, dichos comicios dieron el poder a Syngman Rhee, elegido primer presidente de la proclamada República de Corea el 20 de julio. Un mes después, el Norte celebraba sus propias elecciones parlamentarias bajo el control de Kim Il-sung, quien no reconoció al Gobierno de Seúl y fundó la República Democrática Popular de Corea en septiembre.
Desde el principio, se vio claro que la voluntad de cada parte era conquistar a su rival. Pero la guerra civil en China y la delicada situación en Europa prevenían a la Unión Soviética y EE.UU. de dar su visto bueno a una nueva contienda. Eran los primeros compases de la Guerra Fría y cualquier movimiento mal medido podía desencadenar un ataque nuclear. Hasta que, el 25 de junio de 1950, Kim Il-sung invadió por sorpresa el Sur con los tanques y consejeros que le había enviado Stalin. Con unas fuerzas muy superiores, su ataque pilló tan desprevenido al Gobierno de Seúl que el presidente Syngman Rhee tuvo que huir a Busan, en el extremo suroriental de la península, y la capital cayó en solo dos días.
A excepción del Perímetro de Busan, como se conoció al refugio del Gobierno, todo el Sur fue conquistado rápidamente por las fuerzas comunistas. Para impedir su derrota total, la Casa Blanca organizó en la ONU una alianza de 21 países que acudió en ayuda del Ejército surcoreano. En septiembre de 1950, esta coalición desembarcaba en Incheon y cortaba las líneas norcoreanas, reconquistando en pocos días Seúl.

 

 

 

Su ofensiva relámpago consiguió no solo expulsar a las tropas de Kim Il-sung de suelo surcoreano, sino desplazarlas al norte hasta la frontera con China en el río Yalu. Alarmado por la peligrosa llegada a su territorio del Ejército estadounidense, que ya había capturado Pyongyang, Mao envió entonces unos refuerzos tan masivos que obligaron a la coalición de la ONU a replegarse de nuevo más al sur de Seúl.
En estas constantes idas y venidas arriba y abajo del Paralelo 38, con sus consiguientes éxodos de refugiados, Seúl cambió en total cuatro veces de manos hasta marzo de 1951, cuando el frente volvió a estabilizarse. Y volvió a hacerlo, paradojas del destino, en ese mismo Paralelo 38 que había separado al Norte y al Sur desde el principio.
Tras una guerra de trincheras y ataques aéreos que duró dos años más, el 27 de julio de 1953 se acordó un armisticio que puso fin a las hostilidades. Pero no se firmó ningún tratado de paz y, técnicamente, las dos Coreas siguen en guerra. Salvo por la destrucción y los más de cinco millones de muertos que dejó, la mitad de ellos civiles, la contienda no cambió nada a cada lado del Paralelo 38, primera y última frontera de una Guerra Fría que aún perdura en Corea.

 

 

 

 

 

 

Fotografías Archivo histórico de ABC

El periódico ABC lleva más de un siglo retratando la actualidad desde todos sus frentes. La guerra de Cuba, el concierto de los Beatles en Barcelona en 1965, la visita de Chaplin a San Sebastián en 1931, los mítines de Hitler… Todo cuanto ha sido noticia en los últimos 111 años ha pasado por el objetivo de los reporteros de ABC.

Texto Pablo M Díez

Pablo M. Díez (Córdoba, julio de 1974) es corresponsal del diario ABC en China y Asia desde 2005. Con base en Pekín, ha cubierto los acontecimientos más importantes que han ocurrido desde entonces en este continente. Entre ellos destacan el tsunami de Japón y el desastre nuclear de Fukushima, que ha seguido durante todos estos años, los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y la tensión militar entre las dos Coreas. Además de viajar por todos los países de Asia, de Mongolia a Indonesia pasando por Nepal o la India, ha entrevistado a algunas de sus más señaladas personalidades, como la premio Nobel de la Paz birmana Aung San Suu Kyi, el recientemente fallecido Nobel chino Liu Xiaobo y el artista y disidente Ai Weiwei. Junto a sus artículos en ABC y colaboraciones con la Cadena Cope, ha publicado reportajes de portada en la revista dominical del Grupo Vocento, XL Semanal. Twitter: @PabloDiez_ABC / http://abcblogs.abc.es/trasunbiombochino/