Carlos de Andrés es un símbolo vivo de la fotografía documental española de las últimas tres décadas. Tras esa personalidad humilde y discreta que identifica a este gran fotógrafo, se esconde una mirada precisa, humana y llena de talento que fotografía las realidades más olvidadas de nuestro tiempo. Su trabajo se publica en las principales cabeceras nacionales e internacionales y ha sido galardonado en numerosas ocasiones. En la actualidad Carlos de Andrés – colaborador de la agencia Getty Images – divide su tiempo entre la fotografía y la docencia siendo profesor de Fotoperiodismo y Edición en la escuela EFTI de Madrid y profesor adjunto de fotografía aplicada de la Universidad “Miguel Hernández” de Elche. En 2015 publicó su libro La EDICIÓN en FOTOGRAFÍA una obra fundamental que debería de estar presente en la biblioteca de todo fotógrafo. Hoy en Nómadas presentamos su trabajo “ La soledad de María contra la Ley de Dependencia” galardonado en la XXI edición del premio Luis Valtueña de Fotografía Humanitaria por Médicos del Mundo en 2018.
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¿ Qué muestras en este proyecto ?
María del Palacio vive en soledad. Viuda y con 95 años no puede abandonar su piso de Madrid. Sufre pérdidas de memoria y serios problemas que le impiden moverse con autonomía. Es dependiente y necesita ayuda y atención. A pesar de su estado, la Comunidad de Madrid no le autoriza el traslado urgente a una residencia pública: ”Puede andar sola y comer con sus manos”, justifican las autoridades.Indignarse ante los poderes públicos es una cuestión de sensibilidad social. Con la actividad fotográfica se puede uno acercar hacia las posiciones de vulnerabilidad a favor de ciudadanos indefensos, aquellos que sufren los mayores recortes de sus derechos en beneficio de la macroeconomía. Era un trabajo arduo. No sabía a lo que me iba a enfrentar, pero me atraía la curiosidad, el reto de estar a oscuras contra uno mismo y la ignorancia. La de ella contra la mía. Hermosa lucha.Necesitaba la información, pero también la emoción. Comencé haciendo un retrato cuando estaba sentada en el sofá de su salón y de repente ella se movió perpendicularmente hacia mí creando un desenfoque y movimiento digno de los retratos pictorialistas del siglo XIX. Observé que ese era el camino: la espontaneidad. Para trazar la estructura del reportaje se me hacía imprescindible comprender su histórica vida personal, de dónde venía, qué había hecho a diario o cómo se movía. Necesitaba meter el tiempo y la acción en la fotografía: la vida.
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¿ La situación de María contra la Ley de Dependencia es un caso aislado ?
Como María, miles de personas de avanzada edad sufren psíquica y físicamente las consecuencias del aislamiento al que se ven inducidas. Sus familias, sobre las que recae el esfuerzo, también se quedan indefensas. Este es un tributo al esfuerzo de María y al de tantos ancianos que, a su edad, padecen el desamparo del Estado.Todo comenzó a los 95 años de la edad de María y cuando hizo tres desde que su marido se fue. Desde entonces se quedó sola en su propio domicilio de Carabanchel. Solicitó las pruebas para que fuese admitida en una residencia pública de mayores, pero las autoridades de la Comunidad de Madrid le suspendían en cada examen; los funcionarios de turno, contratados para cada ocasión la consideraban apta para “andar hasta el baño con sus propios pies y capaz de comer con sus propias manos“Así, se rechazaba una tras otra la resolución anual de la Consejería del ramo, abandonando a María a su suerte. Su familia tan solo consiguió del Ayuntamiento de Madrid la ayuda para asistirla en algún cuidado básico, como el aseo y poco más, durante una hora al día. Esa era toda la atención que el Estado español prestaba a una anciana que vivía en soledad; y que representa, en este reportaje, a unos cuantos miles de ciudadanos en las mismas circunstancias en España.
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¿ Dónde y cómo produciste este trabajo?
Este reportaje ha sido realizado íntegramente en el interior del domicilio de María del Palacio, en calle Ervigio, distrito de Carabanchel, Madrid, Comunidad Autónoma de Madrid, España; en el seguimiento de sus actividades cotidianas y con su autorización, entre los meses de Julio y Diciembre de 2016.
En la actualidad hay que comunicarse contando historias, sean habladas, escritas o fotografiadas; lo que hay que seguir es la verdad, “mi verdad”. Lo importante es hacer una buena narración del tema y dejarse llevar por las emociones que desprenden las imágenes contagiadas por todo el cuerpo. Decidí seguirla de forma silenciosa a través de su vida cotidiana y en los quehaceres de su vivienda con la cámara más pequeña posible y un objetivo fijo equivalente a unos 35 mm en la mano; agobio difícil de soportar en un espacio de unos 100 m2 y cuyas paredes te impiden salir por conocidas que a uno le resulten. Y así, durante cinco meses; a ratos, por supuesto, recordaba las vivencias del escritor y poeta maldito norteamericano Charles Bukowski cuando describía la vida de la época desde la barra de un bar. No salía de allí para así no imaginar, de vez en cuando apostaba a las carreras de caballos para no ver su mundo.
No sabía cómo comenzar la historia; sin embargo, tenía claro el relato. El viaje consistía en ver con nuevos ojos lo que enfrente se me iba presentando como la realidad, y a través de la edición hacer entender el mundo; mostrarle sin demostrar. La experiencia me decía que debía basar mis disparos en la intuición y no tanto en la organización temática. Nada de guiones ni acciones posibles calculadas. No era una película con un storyboard diseñada sobre una mesa con anterioridad. Se requería espontaneidad, agilidad y anticipación a la acción. Aunque los movimientos de María eran lentos, cansinos y empleaba todo el tiempo del mundo para desarrollarlos, había que estar atentos a las imprecisiones, a los cambios y a la desorganización de su envejecido cerebro. Por tanto, la estructura del reportaje recaería sobre los conceptos de la comprensión, la compasión y el compromiso.
Después de todo el esfuerzo, esta historia reportó en un fracaso, pues nadie la vio a ella, a ninguno de esos ciudadanos que no tienen cobertura. María me contó el cuento del último tiempo de su vida con pasión y sin compasión; sin pedir nada a cambio. Murió como las princesas, el día 6 de enero de 2017, el más feliz y bullicioso del año para los sueños; justo cuando los niños comienzan a imaginar su mundo, el de los Reyes Magos. Era mi madre.
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¿ Qué consejo darías a los fotógrafos que están comenzando su carrera en estos momentos ?
Que sueñen y que trabajen. Eso es lo que yo hice. Yo quise ser fotografo y soñaba todas las noches con ello hasta que un día lo logre y me pagaron por ello. Yo les recomiendo estudiar mucho, leer libros, mirar mucha fotografía y no ser unos ignorantes.
El fotoperiodismo requiere encontrar el significado de lo que se quiere informar y expresar. La composición, la estética de la imagen, la “verdad-realidad” o la ética de la mirada, es lo que marca la posición del fotógrafo como autor y su compromiso con lo que ve y con lo que mira. Fuera del efectismo, tenía el deber de comprometerme en traducir sus movimientos para sugerir lo cotidiano. Por tanto, en este reportaje solo tenía que estar pegado a la realidad, al suelo del piso y mirar hasta debajo de la suela de los zapatos para encontrar alguna respuesta.
CRÉDITOS
Carlos de Andrés es fotógrafo free lance, profesor de Fotoperiodismo y Edición en la escuela EFTI de Madrid, colaborador de la agencia Getty Images, profesor adjunto de fotografía aplicada de la Universidad “Miguel Hernández” de Elche y recientemente galardonado en la XXI edición del premio Luis Valtueña de Fotografía Humanitaria por Médicos del Mundo en 2018. CDEANDRES@efti.es